sábado, 18 de marzo de 2017

MERCURIO Y PLOMO, nocivos metales que ingerimos en los alimentos.

Buenas!

¿Has oído hablar de los metales pesados?, ¿te suenan el mercurio y el plomo?. Hoy veremos como afecta la ingesta de estos metales a nuestro organismo. Y es que, por desgracia, muchos alimentos de los que ingerimos contienen estos nocivos metales.



MERCURIO

Es un mineral utilizado en una amplia variedad de trabajos industriales. Puede ingerirse en forma de líquidos sin efectos nocivos, pero sus vapores son muy peligrosos. Se absorbe por el aire en forma de vapores de mercurio. Éstos van a parar a la sangre y son transportados al cerebro, donde quedan retenidos al tener dificultad para atravesar la barrera hematoencefálica.

Se ha utilizado en forma de pomadas para la piel, polvos para la dentición e incluso como tratamiento de la sífilis, a pesar de su ineficacia. Se ha usado indiscriminadamente en la agricultura como fungicida, en forma de metilmercurio, un poderoso veneno para el sistema nervioso central. Debido a las grandes intoxicaciones causadas entre los agricultores y sus familias, se prohibió su uso a comienzos de los 70.

OJO! los pescados como el tiburón, el atún y el pez espada presentan concentraciones elevadas de mercurio. En los peces de agua dulce, se han encontrado niveles altos debido a la lluvia ácida. En la actualidad, existe una tendencia cada vez mayor a consumir pescado en lugar de carne, como fuente de proteínas, lo que se traduce en un aumento en la posibilidad de intoxicación por metilmercurio.

Los daños en el sistema nervioso central producen trastornos sensoriales, motores y mentales, dolores de cabeza y a un aumento de la salivación. Generalmente empiezan por entumecimiento de las extremidades con dificultad para mover las manos. Siguen con pérdida de coordinación, ataxia al andar, temblores y debilidad muscular, que, con el tiempo, provocan parálisis general, dificultad para tragar, convulsiones y la muerte.



AAAH!!! IMPORTANTE!!, la pérdida progresiva de la visión periférica, con mala visión nocturna y la pérdida de memoria, son características de esta enfermedad.

PLOMO

Como curiosidad, que sepáis que el plomo antes se usaba como pigmento de las pinturas. Su intoxicación se conoce desde la antigüedad con el nombre de plumbismo y fue descrito por un médico griego, llamado Nicandro.

Se absorbe por el tracto gastrointestinal y los pulmones. Ayunar aumenta su absorción, así como la falta de calcio y zinc en la dieta. Los niños son más sensibles a la absorción. Una vez absorbido, pasa a la sangre, el riñón, el hígado y los huesos, donde puede permanecer hasta los 40 años. Se excreta por la orina, las heces, el sudor y la leche materna.



En algunas profesiones se produce la absorción de este metal. También por intoxicaciones por tuberías de plomo o por soldaduras de los recipientes de la cocina. Está presente en alimentos, el agua y el aire y por supuesto en la gasolina con plomo.

La intoxicación por plomo afecta tanto al sistema nervioso central como al periférico. En el primero afecta a los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro, así como a los capilares, que se tornan necróticos y trombóticos. También causa trastornos en los neurotransmisores, ya que inhibe la liberación de la acetilcolina. En el sistema nervioso periférico afecta a la médula espinal y a los nervios periféricos.

Los síntomas por intoxicación son: palidez, temblor abdominal,  estreñimiento, vómitos, anemia, anorexia, pérdida de peso, irritabilidad, insomnio, depresión, neuropatía periférica (debilidad muscular, trastornos motores y cansancio). La debilidad de los músculos menores de las manos, son síntomas clásicos de una intoxicación por plomo. Además se puede ver la línea plúmbica azulada en las encías.

A nivel neurológico afecta a la memoria y causa pérdida de concentración y mala capacidad verbal y psicomotora.

En los niños predominan las lesiones en el sistema nervioso central sobre las del sistema periférico, mientras que en los adultos ocurre lo contrario. Aparece fatiga, dolor de cabeza y pérdida del apetito., irritabilidad, dolor abdominal y vómitos. Más tarde, aparece somnolencia, dificultad en el habla y para andar. En la fase final coma y muerte.

Aquí os dejo según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición las consideraciones y precauciones a tener en cuenta a ciertos colectivos con estos dos metales y su contenido en ciertos alimentos:

  • Nada de atún rojo, pez espada, lucio o tiburón (tiburón es el cazón) para embarazadas o mujeres que deseen quedarse embarazadas y niños menores de 3 años. Para niños de 3 a 12 años, se recomienda no superar los 50 gramos semanales de estos pescados (el equivalente a media ración). Estas restricciones solo se refieren a estas especies de gran tamaño y no afectan a la cantidad total de pescado en la dieta. 
  • Ni espinacas ni acelgas para menores de 1 año. En caso de que se incluya algunas de estas verduras en la papilla, no debe superar el 20% de los ingredientes.
  • En el marisco, limitar el consumo de la carne oscura, localizada en las cabezas de gambas, congrejos, centollos y similares. 


Feliz día!!

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